Comienza septiembre y con él puede que muchas personas que anteriormente desarrollaban su trabajo desde casa, hayan tenido que volver a las oficinas. Sentir algo de miedo ante este nuevo cambio es normal y legítimo. Tras un periodo tan extenso realizando el teletrabajo, nuestra casa se ha convertido en el espacio donde más seguros nos encontramos. Es importante aceptar y normalizar que todos los cambios conllevan incertidumbre y/o estrés.
El regreso a la oficina implica enfrentar distintos tipos de temores como al contagio, a retomar las relaciones sociales o lidiar con problemas que se habían quedado en el pasado. Por ello, se ha de pasar por una fase parecida a la de hace un año, enfrentar los miedos y conciliar nuevamente horarios, rutinas y obligaciones.
Será necesario escuchar nuestras emociones y, muy importante, expresarlas y compartirlas. Esto ayudará a una mejor gestión emocional. Puede que, en nuestra cabeza, la fase de adaptación pase desapercibida porque se vuelve a algo que ya conocemos, pero no debemos olvidar que llevamos mucho tiempo con unas rutinas determinadas que van a verse alteradas nuevamente. Para ello, es necesario seguir una serie de pautas:
-En primer lugar, es necesario que nos lo tomemos con calma para ir enfrentando poco a poco esos miedos y no seamos exigentes con nosotros mismos.
-La planificación es imprescindible para mantener la ansiedad en niveles adecuados o funcionales, así se evitará la sensación de estar viviendo una situación caótica o que nos sobrepasa.
-Mantener un tiempo establecido para nuestro ocio o para cuidarnos a nosotros mismos. Con el teletrabajo, el tiempo en desplazamientos se suprimía por lo que era más fácil la conciliación familiar, laboral y personal. Es importante que estas áreas continúen compensadas. Es posible que se intenten realizar más tareas de las que realmente se puedan hacer y, para cumplir los objetivos, se prescinda del tiempo de ocio. La consecuencia de esto es un aumento de malestar, frustración, sensación de incapacidad y aumento de ansiedad.
-Además, contar con algunas herramientas de afrontamiento como respiración o relajación nos ayudará a salir de la espiral de exigencia y mantener a la ansiedad en niveles adecuados para evitar que interfiera negativamente con nuestra productividad.
Los efectos sobre la salud mental que está provocando la pandemia debido a diferentes factores ha contribuido sin duda a que se tenga más en cuenta la salud mental de los trabajadores. Sin ir más lejos, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) ha señalado en un estudio realizado en 2020 que el 60% de los trabajadores sufría deterioro de su salud mental. Gracias a ello, las empresas están adquiriendo cada vez una mayor concienciación.
Parte de esta entrada apareció publicada en el suplemento del periódico La Nueva España el pasado viernes 20 de Agosto de 2021. Si no tuvieron la oportunidad de leerlo, queríamos ofrecerle acceso al contenido a través de nuestro blog.