Se encuentra mucha confusión entre los términos de tristeza y depresión, en ocasiones se ven utilizados de forma indistinta, cuando se trata de dos cosas muy diferentes.
La tristeza es una emoción básica y, como todas las emociones, cumple una función. La mayoría de las veces que sentimos tristeza sabemos las circunstancias que la han provocado, como la pérdida de un familiar, un conflicto con un amigo, o un problema en el trabajo. Además, la tristeza tiene una duración temporal más corta, ajustándose su curso e intensidad a las situaciones que la desencadenan y las herramientas que tengamos para gestionarla. Cuando estamos tristes tendemos a reducir las actividades que hacemos, y los contactos a nuestro círculo más cercano, por lo que puede afectar ligeramente a nuestra rutina.
Así pues, todos vamos a sentir tristeza a lo largo de nuestra vida y, normalmente, no necesitaremos ayuda profesional para transitarla. Sin embargo, la depresión es diferente, se trata de un trastorno psicológico que se basa en una alteración del funcionamiento normal del cerebro.
En la depresión se juntan varios síntomas, de los cuales el sentimiento de tristeza continua, de desesperanza y de vacío, es solo uno de ellos. Además, muchas veces no saben decir la causa de ese sentimiento, como si ocurría con la tristeza. Dentro del trastorno de depresión nos encontramos otros síntomas como la disminución o pérdida de interés y placer por las actividades del día a día, la apatía o el no tener ganas de hacer nada, y esto hace que, para las personas que lo sufren, el simple hecho de salir de la cama o ducharse pueda ser un mundo.
También se encuentran dentro de la depresión los pensamientos de muerte, las alteraciones del sueño y del apetito, y la sensación de fatiga. Todos estos aspectos influyen enormemente en la vida de la persona, y si que requieren de un tratamiento por un profesional de la salud mental. Esta intervención podrá o no incluir psicofármacos, pero el trabajo psicoterapéutico es muy importante.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2020 el 5,4% de la población española sufrió un cuadro depresivo, siendo la prevalencia mayor entre mujeres (7,1%) que entre hombres (3,5%).
Por lo tanto, la depresión es un trastorno relativamente común en nuestra sociedad actual, pero no debe confundirse con la tristeza, un estado emocional va a estar presente a lo largo de nuestras vidas.