Con la llegada del colegio, una duda que se suelen plantear los padres y las madres es cuánto deberían de estudiar sus hijos dependiendo de la edad que tienen. Sabemos que este tiempo ha de aumentar de forma progresiva y en relación con la dificultad de la tarea, ya que es importante que se instaure un adecuado hábito de estudio. Así, es muy diferente el estudio de un niño de 7 años que uno de 12 años o universitario.
Desde los 3 hasta los 5 años no es necesario que haya un tiempo de estudio como tal, ya que en esta etapa han de primar otra serie de tareas, por ejemplo pasar el tiempo con la familia, jugar o educar. Pero si tienen que hacer alguna actividad es importante que ésta oscile entre los 10-15 minutos.
A partir de los 6 años comienza a ser importante implementar un hábito en el que el menor tenga que estar sentado y realizando una actividad cognitiva. El tiempo adecuado oscilará entre 12 y 30 minutos. Éste irá aumentando progresivamente hasta llegar a unos 45 minutos alrededor de los 10 años. A partir de los 12 años, el tiempo irá aumentando manteniendo la línea base en 1 hora.
EDAD | TIEMPO |
3-5 AÑOS | HASTA 15 MINUTOS |
6 AÑOS | ENTRE 12- 30 MINUTOS |
HASTA 10 AÑOS | 45 MINUTOS |
A PARTIR 12 AÑOS | AUMENTO PROGRESIVO A PARTIR DE 1 HORA |
Es importante tener en cuenta que estos tiempos son aproximados, ya que siempre hay que adaptarse a las características personales de cada niño.
También es primordial realizar descansos cuando el estudio sobrepase los 45 minutos. Por cada uno de estos tramos se aconseja que se descansen 10 minutos. Este tiempo se usará preferiblemente para despejar, beber agua, dar un pequeño paseo o tomar el aire evitándose, en la medida de lo posible, el uso de tecnologías.
Cada niño presentará distintos niveles de dificultad en las diferentes asignaturas. Es importante que se dedique un mayor período de estudio a estas materias que suponen más esfuerzo, dejando tiempo también para el resto.
Además, se puede aprovechar este momento del día para estar con los hijos y ayudarles con las tareas, favoreciendo así que el menor se sienta apoyado y acompañado, mejorando la relación con los padres y madres.
Es fácil que durante el tiempo de estudio los niños tengan momentos de frustración al enfrentarse a tareas que les cuesta resolver, los padres y madres pueden utilizar estas situaciones para ayudar a sus hijos a gestionar esta emoción de una manera adecuada.