La motivación podemos definirla como el énfasis que tenemos las personas hacia un determinado medio para satisfacer una necesidad, ya sea para poner en marcha una acción o para dejar de hacerlo.
La motivación puede ser extrínseca, cuando dicho énfasis se debe a factores externos como presión social, castigos o recompensas, o intrínseca cuando obedece a factores internos, tales como participación en actividades sin ánimo de lucro, autorrealización o superación. Se podría decir que promueven la exploración, curiosidad o manipulación teniendo como resultado la satisfacción de deseos no materiales como los sentimientos de autoeficacia, dominio de tareas o vivencias.
No se puede hablar de motivación sin hacer referencia a la Teoría de la Autodeterminación enunciada por los psicólogos Edward L. Deci y Richard Ryan en la década de los 70, siendo aceptada con solidez a mediados de los 80. En ella exponen que el ser humano muestra repetidamente capacidad de esfuerzo, iniciativa y compromiso e identifica tres necesidades innatas que, una vez satisfechas permitirán el óptimo funcionamiento y crecimiento del individuo:
- Necesidad de ser competentes y obtener resultados.
- Necesidad de estar en contacto con los demás
- Necesidad de autonomía, tener la capacidad de dirigir nuestras vidas.
Según dicha teoría, estas tres dimensiones son la base de la motivación intrínseca.
Es importante puntualizar que ambas no son excluyentes. Podemos llevar a cabo una actividad que nos motive intrínsecamente como ayudar o enseñar a personas desfavorecidas y además, ganar dinero por ello (motivación extrínseca).
¿Cuál es mejor? Depende de muchas variables, como la necesidad que tenga cada persona en un momento determinado. La motivación extrínseca puede tener una recompensa muy fuerte, pero también puede generar que las personas realicemos determinadas tareas que no nos satisfacen para conseguir la recompensa deseada. Este tipo de motivación está muy arraigada en la sociedad.
Por otro lado, la motivación intrínseca al no depender de agentes externos es más continua, pero no siempre es posible. Tal y como se ha hecho referencia anteriormente, lo adecuado es ir avanzando en la medida de lo posible desde una motivación extrínseca (adecuada para el inicio de cualquier actividad) hacia una intrínseca (nos aseguramos el mantenimiento de dicha actividad).
Lo anterior está muy relacionado con el trabajo terapéutico en general y con el cambio de hábitos en particular.
Tal y como se ha comentado anteriormente, la motivación se puede entender como el motor para efectuar una conducta y alcanzar, gracias a ello, la satisfacción personal de haberlo realizado. Esto tiene un papel muy importante en la intervención psicológica.
Es tan importante la motivación dentro del contexto terapéutico que han surgido algunas escuelas cuyo diseño está casi únicamente centrado en ella: terapia motivacional. Ésta, no pretende promover el cambio en el individuo directamente sino que intenta que encuentre el cambio en sí mismo, de esta forma, él mismo será quien decidirá las acciones que evocarán dicho cambio. Así, es más seguro que se produzca un proceso de transformación duradero en el tiempo.
Un objetivo fundamental dentro del contexto terapéutico es aumentar la conciencia en la persona de que ella misma es el agente capaz de generar soluciones a sus posibles problemas, todo ello a través de la puesta en marcha de distintas estrategias. Si somos libres de escoger o elegir nos sentiremos con una menor resistencia al cambio. Esta proceso de concienciación será el motor del cambio, es decir, la motivación intrínseca.
La motivación también es elemental para la incorporación y establecimiento de nuevos hábitos en nuestra rutina. La implantación de un hábito conlleva un esfuerzo importante y para que se lleve a cabo es necesario que tengamos el deseo de satisfacer una necesidad (motivación intrínseca).
Por tanto, la motivación es esencial en nuestra vida. Para fomentarla, intentemos preguntarnos más veces qué es lo que quiero en lugar de qué es lo que debo hacer. Cuando lo que debo hacer no admite elección, tal y como ocurre en gran número de situaciones de nuestra vida cotidiana la pregunta pasaría a ser cómo hacerlo para poder adaptarme a esta situación sacándole el máximo partido y que me genere el menor impacto negativo posible . Entraríamos aquí ya en la parte de aceptación bien entendida.