Cuando una mujer se queda embarazada se producen muchos cambios. A nivel físico, estas modificaciones son muy conocidas: crece la tripa, el bebé se va desarrollando dentro del cuerpo de la madre, las mamas aumentan de tamaño, puede haber síntomas gastrointestinales, etc. Sin embargo, no se habla tanto de los cambios a nivel psicológico que suceden durante esta etapa.
Así, la psiquiatra Monique Bydlowski acuñó en 2007 el término de transparencia psíquica para referirse al proceso de alta sensibilidad emocional que tiene lugar durante el embarazo, y que facilita el acceso a recuerdos olvidados previamente.
Cuando una mujer va a convertirse en madre, comienza a repasar su infancia y cómo fue la figura materna que estuvo presente para ella en la misma, creando así expectativas sobre cómo será ella como madre, y cómo quiere que sea la infancia de su bebé.
De esta forma, pueden activarse duelos pendientes o recuerdos dolorosos relacionados con negligencias, necesidades no cubiertas o abandonos sufridos en la propia infancia, pudiendo surgir síntomas ansiosodepresivos.
Todos estos síntomas pueden chocar con la imagen social y cultural del momento del embarazo, en el que se supone que la felicidad por la vida que llega debe primar sobre todas las cosas, y que las mujeres lleguen a creer que “tienen algo mal” por estar sintiendo estas otras emociones relacionadas con los recuerdos que se activan.
Por todo ello, iniciar un proceso de terapia durante el embarazo puede ser muy beneficioso, tanto para recolocar estas vivencias y vínculos de la infancia, como para gestionar el presente y todos los cambios vitales que acompañan a la maternidad.