La resiliencia es un término que últimamente está en auge. Pero ¿por qué es tan importante esta palabra? ¿Cuál es su significado? ¿En que nos ayuda para nuestra vida?
A lo largo de la historia la humanidad ha vivido multitud de catástrofes como guerras mundiales, pandemias, crisis económicas, inundaciones, … Y no solo a nivel colectivo, sino también a nivel individual.
Todas las personas, sin excepción, hemos de enfrentarnos a contratiempos, situaciones adversas, muertes cercanas, problemas sin solución que nos cambian el curso de nuestra vida, divorcios, enfermedades transitorias o permanentes, etc. Pero no todos afrontamos estas situaciones de la misma forma ni tenemos las mismas estrategias para ello. ¿De qué depende todo esto? Esto depende de nuestra resiliencia.
Definimos la resiliencia como la capacidad de superar los acontecimientos adversos, de adaptarnos a ellos y de tener un desarrollo exitoso a pesar de estas circunstancias. Por tanto, la resiliencia nos proporciona protección y estrategias de afrontamiento en circunstancias desfavorables. Esto no significa que permanezcamos inmunes, sino que al tener una mejor adaptación el impacto sufrido será menor, siendo la recuperación es más factible.
¿Cómo podemos ser más resilientes?
Seguro que esta cualidad nos gustaría cultivarla a todos, pero ¿cómo podríamos hacerlo? Un aspecto importante de esto es ser conscientes de cuál es nuestra responsabilidad en el problema o, por el contrario, si son circunstancias provocadas por un agente externo; es decir, hemos de convertirnos en auto-observadores. Se pueden dar dos circunstancias:
- Tener el control y podemos actuar sobre ello. Trazaremos una estrategia, reflexionando y controlando las variables para solventar el problema o minimizar el impacto lo máximo posible.
- Si, por el contrario, está fuera de nuestro control debemos intentar no dejarnos llevar por nuestras emociones y gestionarlas para mermar el malestar psicológico.
Es de vital importancia buscar el apoyo de los demás. Esta obviedad nos resulta bastante difícil sobre todo si son momentos complejos, pero hemos de dar un paso al frente y pedir ayuda a las personas que nos quieren. Tan solo el verbalizar la situación o verla desde una perspectiva ajena nos ayuda a comprender, a descubrir otras opciones y tener una mayor oportunidad de elección.
Hemos de tener confianza en nosotros mismos, en nuestras fortalezas, pero también ser conscientes de nuestras limitaciones. Así, seremos capaces de diseñar metas más objetivas en las que tendremos en cuenta los recursos de los que disponemos.
Por último, tener presente la premisa de que las adversidades nos hacen crecer. A lo largo de la vida nos podemos enfrentar a multitud de situaciones, algunas más complejas y difíciles que otras, pero todas ellas hemos de asumirlas como oportunidad de cambio, crecimiento y aprendizaje.
Os invitamos a intentar cultivar una mentalidad flexible y resiliente.